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Mi experiencia en el Brooks Running Tour #54

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Hace mucho rato que venía con ganas de correr un 10K, pero siempre aparecía alguna una excusa para no inscribirme en alguna carrera, principalmente debido a la rutina de entrenamiento y a la necesidad de entrenar solo largos los fines de semana. Sin embargo ahora que vengo recién tratando de recuperar la rutina de entrenamiento luego de la maratón de Nueva York, la posibilidad de correr la última fecha del año del Brooks Running Tour se hizo demasiado atractiva como para rechazarla.

mi-experiencia-en-el-brooks-running-tour-54-2Hace más de tres años que no corría un 10K oficial y justamente esa última vez fue en una
de las primeras fechas Brooks, donde conseguí el que era mi record personal hasta ahora; 45:30. Recordaba que era una carrera muy bien organizada, abastecida, segura y con bonitos diseños de polera (lo que no deja de ser importante), todo esto se ha mantenido exactamente igual, lo que es súper meritorio y se agradece. Sin embargo lo que más recordaba y me atraía de la carrera era el rápido circuito, cosa que había podido volver a experimentar corriendo los 15K de Nat Geo el año pasado y la Half Marathon Scotiabank hace unos meses atrás, debido a que ambas carreras comparten buena parte del circuito.

Decidí correrla motivado por la posibilidad de bajar un par de minutos a mi record personal y eventualmente acercarme al límite de los 40 minutos. Algo que sabía iba a ser muy difícil pero quizás no imposible, ya que en las mañanas suelo correr un circuito de 9,5K y mis mejores tiempos siempre rondan los 42 minutos. Son casi 3 minutos de diferencia (considerando los 500m) y puede parecer poco, sin embargo el ritmo promedio necesario es de 4 minutos por kilometro y eso jamás lo había hecho en una distancia mayor a 5K.

El plan era súper simple, el circuito es mitad subiendo hacia el oriente y mitad bajando hacia el poniente por lo tanto debía partir acelerando gradualmente por Av. Bicentenario, cruzar el Mapocho por el paso sobre nivel de Vespucio Norte para luego enfilar hacia Av. Santa María cruzando la Costanera Norte, por los pasos bajo nivel que hay a la altura del mencionado enlace con Vespucio y luego acelerar con el puente Lo Curro entre ceja y ceja, tratando de aguantar un ritmo cercano a los 4:10 por kilometro. Una vez cruzado el puente Lo Curro seguir acelerando ya con pendiente favorable por Escriba de Balaguer, luego Av Costanera Sur y finalmente volver a Av. Bicentenario, donde la meta se alcanza a ver al final de la avenida.

El plan funcionó a la perfección, incluso me alcanzó para rematar con un pique final en los últimos metros, algo que nunca puedo hacer en las maratones y pucha que se siente bien. El tiempo final solo lo pude ver un par de minutos después de cruzar la meta, cuando recuperé el aliento; un 40:20 que no me esperaba y que me llena de energía para retomar la rutina de entrenamiento para la Maratón de Santiago del próximo año.

Mención aparte para el clima de ese día, una intensa llovizna mañanera que pilló a todos por sorpresa pero que ayudó a estabilizar la temperatura a la hora de la partida, lo que probablemente influyó positivamente en mi desempeño y en el de muchos.

En resumen; una linda carrera, con un muy buen circuito, bien organizada y con un ambiente genial. Sin duda una carrera que se puede correr una y mil veces, y nunca te decepcionará.