Mi experiencia en el ENDURANCE CHALLENGE 2017

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Largada Endurance Challenge 2017

Escribir acerca del Trail me resulta riesgoso, no tengo la experiencia, el entrenamiento ni las horas en el cerro para escribir algo de lo cual pueda manifestar un grado de conocimiento, más bien, solo me podría remitir a comentar en unas líneas mi experiencia corriendo esta icónica prueba del Trail y Ultra Trail Running en el País desde mi punto de vista, la de un maratonista amateur, por consiguiente, si manifiesto algún termino que por mi inexperiencia no domino, les pido me perdonen.

Me ofrecieron correr los 10 o los 21 kilómetros, aun revisando la altimetría de ambos pensé: 21 kilómetro no debiese significar un esfuerzo sobrehumano, he corrido mucho más que eso, así que dije: ¡vamos por los 21 kilómetros!, luego, al revisar el track de mi recorrido, pienso lo difícil que fue el recorrido.

Ya al revisar el recorrido y la altimetría comenzaba a preocuparme, eran un poco más de 22 kilómetros, con un desnivel positivo de 1450 metros, a eso le sumas dos ascensos muy bien pensados, del kilómetro 3 al 6 y el más bestial, del kilómetro 9 al 13 aproximadamente, en resumen, habría que sufrir si quería terminar eso.

El día de la carrera hay un sol intimidante, al llegar a San Carlos (todo muy expedito y los estacionamientos al lado del evento, maravilloso), el ambiente se hacía sentir y los 21 kilómetros ya comenzaban a tomar forma, a todo esto, el día anterior la organización había puesto como obligatorio el uso de hidratación tanto en 21 como en 10 kilómetros, algo muy bien pensado ya que la temperatura se escapó de lo presupuestado, ya en la zona del evento, todo muy bien dispuesto en la distribución, zona de hidratación, masajes, comida, descanso y juegos de niños, todo excelente, si llegas a la hora no necesitas hacer fila para nada, todo muy expedito.

Comencé a calentar y luego al encajonamiento (muy ordenado ya que éramos alrededor de 700 personas), música acorde y un ambiente espectacular, hasta ese momento todo era alegría.

Dan el vamos y comenzamos la travesía, subiendo por el parque San Carlos de Apoquindo, transcurren los primeros 2 kilómetros y las pulsaciones y sensaciones se van a tope, es difícil correr con un ritmo determinado en el cerro, es imposible en realidad, se tiene que correr a sensación por obligación, cuando digo correr a sensación es olvidarse de las mediciones, tanto de ritmo, frecuencia cardiaca, etc., solo a dos kilómetros de la partida, debo improvisar y comenzar a sufrir (sufrir porque como comente anteriormente, “railero no soy).

El trayecto se componía hasta el kilómetro 6 en su mayoría de subidas, ir ascendiendo paso a paso iba desgastando, ahí uno se daba cuenta el por qué la organización había dispuesto la obligatoriedad del agua, era una bendición, si bien los puestos de hidratación estaban muy bien pensados y dispuestos, por la inclemencia del sol era necesario ir bebiendo agua constantemente.

Al llegar al kilómetro 6 aproximadamente, comenzaba la primera bajada fuerte, en la subida solo al mantener el paso puedes ir pasando gente (por la izquierda, respetando los códigos del cerro), luego en la bajada, veía como todos los que pasé subiendo, me pasaban como gacelas, más bien como cabras de cerro, la agilidad del trailero es impresionante, casi levitaban por las piedras. Esa bajada te dejaba en el kilómetro 9 aproximadamente, ya casi a mitad de carrera.

Con la bajada, lo que uno podría pensar es que es fácil, ya que como dice el dicho: “todos corren en bajada”, pero en el cerro no es así, la bajada desgasta tanto o más que la subida. Al terminar esa bajada casi eterna comenzaba lo extremadamente difícil, 4 kilómetros de ascensión, creo que a esa altura mi cara ya solo pedía un descanso.

Kilómetro 9 y comienza lo bueno, la subida te toma en los 1.000 msnm aproximados y te deja en 1.600 msnm, 600 metros de ascensión distribuidos en 4 kilómetros, una bestialidad, eso fue casi una procesión, filas de corredores enfrentándose al cerro y sacando lo mejor de sí, comenzaba a sufrir demasiado, pero la vista que se tenía de ese entorno empezaba a crear un ambiente único, si bien va más gente alrededor tuyo, eres tú y el cerro, te va a castigar, pero va a sacar lo mejor de ti. A esa de la carrera pensaba, como existen personas que se aventuran 80, 100 o 160 kilómetros en estas travesías, definitivamente están dementes, seguía pensando, que sentirá el loco Vives (José Manuel Vives, colega, compañero de PDI Runners y tercer lugar en las 100 millas) cuando se mete a batallar un día completo en el cerro, no lo lograba entender.

Kilómetro 14 aproximadamente y comienza una pequeña bajada que se extiende hasta el 17-18 (último punto de control), es una bajada muy controlada ya que bajas 300 de los 600 metros que subiste antes, esta parte podría aventurar, fue la más “fácil” del recorrido, guardando las proporciones, dato aparte, la vista espectacular.

Ultimo punto de control, y comenzamos la bajada, nuevamente veía como las gacelas de cerro levitaban en la bajada y me pasaban casi como corriendo en piloto automático, no entendía cómo podía ser tan torpe bajando, pero en realidad estoy en la normalidad de una persona que baja un cerro, los demás son extraterrestres con una habilidad y agilidad increíble, ciertamente deben tener horas y horas de cerro.

Bajada, bajada, bajada y ya estaba a 1 kilómetro de la meta, por fin algo plano, podía correr un poco mejor y recién ver un ritmo en el reloj, ese kilómetro lo disfruto a concho, pasando y alentando a varios, también recibiendo mucho aliento de todas las personas que estaban cercanas a la llegada.

Cruzo la meta con un dolor de piernas (cuádriceps) que hace mucho no sentía, me colocan la medalla en el cuello y doy gracias a Dios por terminar la carrera más difícil que he corrido este año, solo pienso: para ser trailero tu umbral de dolor debe ser superior a cualquier otro, mis respetos absolutos a esta hermosa disciplina, sólo como anécdota: termine 62° de más de 700 corredores, en términos prácticos los traileros me sacaron a pasear de la mano.

Luego de unos minutos y ya más repuesto me voy a disfrutar todo lo que la organización tiene para ofrecer:

  • Masajes: de las carreras que he asistido, debe ser la carrera que tiene mayor cantidad de masajistas, no había espera para recibir un masaje.
  • Comida: había fruta y alimentos en abundancia, pastas y choripanes, también había helado, ofrecido de forma contundente.
  • Hidratación a destajo, y lo que me sorprendió: había cerveza fría (me comenzaba a gustar ser trailero).
  • Ambiente muy familiar y de camaradería, las personas se quedaban un tiempo a compartir con los demás.

Después de todo esto, me iba contento de vuelta a mi hogar, había sobrevivido de buena forma a este desafío y con la esperanza de comenzar a sumar entrenamientos en el cerro, porque ejercitas músculos que en la normalidad de los casos no lo haces y el convivir al máximo con tu umbral de dolor te puede llevar a aguantar los embates físicos de mucho mejor forma.

Larga vida al Trail Nacional, mis respetos absolutos a esta disciplina completísima.

1 Comentario

  1. Excelente relato, me identificó bastante, la segunda subida puso a prueba a muchos, donde vi muchos desertar de la carrera, termine deshidratado, acalambrado, pero feliz por lograr esta ardua prueba!

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