Proceso y experiencia en el Maratón de Viña 2018 por Néstor Fernández

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Antes de comenzar esta columna, me presento (por si no me ha leído antes, lo más probable); mi nombre es Néstor Fernández, maratonista amateur, esposo, papá y policía. Entreno bajo las órdenes de Omar Aguilar y comparto con amigos y compañeros de ruta de Santiago Runners (pertenezco a PDI Runners); a mi haber hay 4 maratones (contando la que pasó el domingo recién pasado), en donde en las primeras 3, he tenido la suerte de ir bajando mis tiempos sostenidamente.

Ya con la presentación hecha, terminar de explicar que esta columna la dividiré en dos:

  1. Proceso de como llegue a Viña.
  2. Mi experiencia corriendo esos 42.195 metros.

Si quiere conocer el proceso entero, aconsejo la lean completa; ahora si busca ir a Viña el próximo año, tome lo que más le sirva, ya que mis procesos como amateur son casi ensayo y error, mil disculpas si escribo un tanto coloquial, pero corro mejor de lo que escribo, ¡acá voy!.

Proceso Viña 2018

Comentar que cada Maratón que he corrido, ha tenido un componente especial, esto es como un trabajo, la curva de aprendizaje se logra con muchas maratones en el cuerpo y aún continúo en mi proceso de aprendizaje.

La primera Maratón me enfoque en conocer el proceso: lo que era levantarse temprano, conocer la pista para realizar trabajos rápidos, saber que los domingos son días de carreras largas, que existen trabajos específicos y demás. La segunda, (ya habiendo conocido el proceso), me enfoque en trabajar el kilometraje, llegando a 130 o 140 kilómetros semanales y dando rodaje a las piernas, conociéndome y entendiendo mi cuerpo. La tercera maratón le adicioné el componente psicológico, leyendo, trabajando mucho la meditación en la carrera, la evocación de pensamientos positivos durante el trabajo y los juegos mentales dentro de la competencia, hacer que tu cerebro se desconecte de tu cuerpo y que pasen los segundos más rápido. Hasta ahí y gracias a Dios, he tenido buenos resultados, y para este periodo sumamos para trabajar otro componente fundamental dentro de una maratón, El peso.

Venia de correr Viña el 2017 a buen ritmo, y es acá en donde como corredores nos comenzamos a preguntar, a que meto mano para seguir bajando segundos, la respuesta era obvia, siempre sentía que quizás más flaco podía andar mejor, conversando con Omar (mi entrenador) él siempre me decía, tienes que bajar por lo menos a 70 kilos; podía ser un cambio respecto de mis anteriores maratones, el biotipo del maratonista debe ser delgado, existen excepciones como en todas las cosas, pero si quieres imponerte ritmos rápidos y mantenerlos por tiempos prolongados, hay que meter mano al peso sí o sí, estaba medio indeciso, dentro de mi quería bajar de peso, pero sabía que iba a costar. Allí fue donde comencé a leer y me topé con una gran aplicación “La Calculadora Running”, acá la dejo: https://play.google.com/store/apps/details?id=pub.runners.runnerspub&hl=es

Y en términos simples, evalué el impacto del peso, sobre mis tiempos, lo que me arrojo me hizo no dudar ni por un segundo que debía bajar de peso. En términos prácticos introduje mi mejor registro en maratón, mi peso y mi porcentaje de grasa (a ese momento) y la aplicación hizo lo suyo, me mostro la progresión que podía tener si bajaba de peso. (para los más puristas, la calculadora es referencial, no se alarmen).

Para un corredor amateur es difícil bajar de peso, ya que nos gusta la buena mesa y además tenemos la predisposición mental a decir “si hoy quemé 1000 calorías con el ejercicio, puedo comer 1500 calorías más”.

Ya decidido, lo primero que hice fue comprarme una pesa que me ayudara a monitorear mis avances, leyendo por ahí, encontré necesario que fuera un aparato de impedancia bioléctrica, que lograra calcular el peso, el porcentaje de grasa, la densidad ósea y otros aspectos de la composición corporal, a través de una corriente eléctrica de bajo nivel que recorre el cuerpo. (existen y muy accesibles, la mía costo $29.000 aprox., y se conecta al teléfono, la dejo acá: https://consumer.huawei.com/cl/accessories/smart-scale/ ).

Lo segundo, fue reconocer mi ignorancia en el tema, asesorándome bien y por especialistas del área, allí fue que llegue donde María Francisca Silva Pérez, Nutrióloga (seca), en donde a grandes rasgos y luego de cambiar por completo el orden de mis comidas y las cosas que comía, decidimos en esta primera instancia llegar a 68-70. Teniendo como meta rebajar esos 8 – 9 kilos que para el biotipo del maratonista no sirven y que yo tenía de más.

Lo tercero, comenzar con el plan de entrenamiento, (acá seré categórico, nadie tiene el plan perfecto para correr, todo dependerá de la persona y su situación, por ende esto es lo que a mí me funcionó), trate de hacer lo mismo que en los periodos anteriores, la mecánica ya la sabia; pero acá indirectamente surgió un gran cambio; al comenzar a bajar de peso, los ritmos fueron poniéndose mas rápidos ya que me sentía mucho mejor, llegando a alcanzar ritmos impensados para mí.

A grandes rasgos los primeros meses se construye el chasis que aguantara la carga, así que es importante hacer una buena base de ejercicios, core, piernas y brazos, además de comenzar a rodar y familiarizarse con las horas de entrenamiento.

Luego comienza la carga lineal, en donde se debe ir aumentando el rodaje, sumando más kilómetros, intensidad y duración, además de meter algunos controles que te sirvan para ver en que condiciones estas y como uno se va sintiendo en la carrera, además de probar indumentaria, hidratación, suplementación, horas de levantarse, tomar desayuno, baño, etc. (esto es un mundo en sí mismo, por eso repito, nadie tiene la receta perfecta).

El periodo completo, lo exhibo a continuación, con las métricas de kilometraje, peso y % de grasa que fui experimentando:

Además, para graficar un poco más detallado, una semana de entrenamiento normal se dividiría de la siguiente forma:

Ya con todo el proceso previamente descrito, pasamos a los 42K de Viña.

Viña 2018

  1. Análisis técnico

Si el próximo año quiere aventurarse en los 42K de Viña, paso a describir cosas que a mi parecer hay que tener en cuenta.

  • Recorrido: es un recorrido muy particular, ya que realiza dos “ida y vuelta” se realiza por todo el borde costero, partiendo en Reñaca, llegando a Valparaíso y retornando a la partida en donde se cumplen los 21k, luego sales camino hacia Concón, llegas a los 31K y te devuelves a la meta.

  • Clima: el clima es costero, la brisa marina juega un papel importante ya que siempre está húmedo, en la mañana comienza muy frio y dependiendo el día puede hacer calor por sobre los 24° o tocar bastante frio, como lo fue el caso de el domingo pasado, hay que ir preparado para cualquier eventualidad, no obstante, las temperaturas históricas para octubre son las siguientes:

  • Altimetría: hablar de la altimetría es un tema, existen datos objetivos como lo son los metros acumulados o ganancia/pérdida (lo que subo o bajo): que oscilan entre los 650 metros, para mí, es una medida prudente si de correr 42 kilómetros se trata, aun así, 650 metros acumulados es una altimetría a considerar si de correr un maratón a tope estamos hablando.

  • Hidratación: desde este año, se tomo una muy buena medida, primero, mantener en los primeros 21k hidratación cada 5 kilómetros, y luego poner hidratación cada 3 kilómetros, situando el puesto de hidratación entre medio de ambos sentidos; además, cada puesto contaba con agua e isotónico.
  • Suplementación: en el kilometro 32, ofrecían gel energético, una muy buena medida para quienes quisieran aprovechar, por mi parte no lo use.
  • Locomoción: Viña se paraliza por una mañana completa, se recomienda moverse hasta antes de las 6:45 en auto, luego dudo que puedas acercarte al recorrido, por su parte la organización dispuso de buses de acercamiento (muy bien), no obstante, me pude percatar que mucha gente llego atrasada a la partida, o ni siquiera llego, ya que cuando partimos (42k y 21k) aun existía gente con números de 42k y 21k que iban apresurados a tratar de dejar su mochila al guardarropía, sinceramente, creo que si te preparaste, meses, semanas o días antes, debe ser frustrante llegar atrasado, OJO con eso.
  • Servicios: la guardarropía abrió a las 7:30, a mi gusto demasiado tarde, tomando en consideración que hay que calentar el cuerpo antes de partir y luego encajonar. Los baños, por otro lado, en su mayoría estaban cerrados (los que estaban por la costanera, frente a la guardarropía) y permanecieron así hasta que me fui a calentar, cerca de las 7:35, ojo ahí, eso se debe mejorar.

El día “D”

Hecho ya todo el preámbulo de la preparación y el pequeño análisis técnico de la carrera, paso a detallar el día “D”, en donde todo el esfuerzo confluye para pararse en la línea de partida y competir consigo mismo.

La noche anterior, dormí bien, ya partía bien y sin excusas, el despertador sonó a las 5:30, luego de revisar todos los mensajes de mi esposa, familia y amigos, luego vestirme, tomo desayuno cerca de las 6 (tasa grande de café, media barra de proteínas y una tostada con mucho manjar), salgo del departamento y comienza el camino.

Al llegar, ya hay ambiente, comienza la espera, te saludas con amigos, comienzas a hacer movilidad articular y despertar el cuerpo, me acerco a la guardarropía, reviso donde están los baños, etc., cualquier cosa con tal de que pase el tiempo, sigo en la mía, tomando agua, aplicando calorub en piernas, vaselina en partes del cuerpo y ajustando el cinturón con los geles energéticos, abren la guardarropía dejo mi bolso, paso al baño y me voy a calentar, la costanera sirve para calentar sin problemas, por su extensión, no hay problemas con eso, conecto el reloj, se demora en tomar el GPS (ojo con eso, siempre en corridas grandes hay problemas, quizás debe ser por la cantidad de relojes tratando de encontrar señal, lo desconozco). 7:50, estiro un poco y me voy a la partida, la suerte ya estaba echada.

8:00 am en punto y parte el desafío, un aspecto que no me gusto fue la partida en simultaneo 42k y 21k, solo porque los corredores de 21k obviamente irán más rápido, eso podía hacer que tratara de seguirlos y apurar el paso, tenia que cuidarme de eso.

Los primeros 5 kilómetros transcurren un tanto desordenados, muchas personas en la partida, los más rápidos de 21K toman la punta y el grupo se comienza a ordenar, veo muchas personas delante mío, me asusto, veo el reloj y los primeros 5k los estoy pasando en 19:05 (3:49 x km), pienso y continúo asustado, estoy apurando mucho, pero me siento bien, quizás partir junto con los 21k esta haciendo que ellos me lleven (psicológicamente). A todo esto, los puestos de hidratación estaban metros antes de cada 5 kilómetros, tenía como obligación pasar sagradamente a cada puesto, un vaso de isotónico y un vaso de agua.

Los siguientes 5 kilómetros, siguen a ritmo rápido, abro el primer gel en kilometro 6 y me lo voy tomando hasta el 10, (tenia 4 geles), aun sigue mucha gente en la ruta, sigo a ritmo relativamente rápido, bajo lo que tenia presupuestado, pero me sigo sintiendo bien, antes de dar la vuelta y como modo de juego mental, comienzo a contar los dorsales de 42 kilómetros que veo se van dando la vuelta y nos vamos cruzando, yo yendo a Valparaíso, ellos de vuelta a Reñaca, cuento 19 dorsales, ¡cresta que hay gente delante mío!, pensé medio asustado (seguía asustado); paso los 10K a 38:24 (3:50 x km), me voy normalizando en el tiempo presupuestado, comienza a bajar mi ansiedad.

Kilometro 10 al 21, entre tanta subida y bajada, falsos planos y personas en la ruta, estos kilómetros transcurren bastante rápido, ya comienzan a haber menos personas en la ruta, algunos de 21K aflojan el paso y comienzo a rebasarlos, aun me sigo sintiendo bien, pero sigo asustado ya que quizás la ansiedad esta escondiendo mi cansancio, tengo miedo. Por ahí, no recuerdo en kilómetro, me encuentro con Cristian Guzmán (amigo de Santiago Runners, que estaba ayudando a muchos a conseguir nuestros tiempos), me grita y me alcanza: “te vinimos a ver”, “llevas buen paso”, “Omar te va a estar esperando escondido por ahí y JP (Juan Pablo Ortega) anda en bicicleta ayudando” es lo único que recuerdo, luego él sería mi ángel de la guarda en la vuelta.

Paso por el kilómetro 20 aprox., en donde la ruta se divide y los 21K se devuelven a la meta, y los 42k continúan a Concón, acá si me baja la ansiedad de un golpe, al dividirse la ruta me doy cuenta que delante mío solo va una mujer, veo la ruta desierta y comienzan mis pensamientos negativos, poco me doy cuenta que paso los 21K en 1:19:47, el miedo me estaba haciendo correr a 3:47 x km, en algún momento eso me iba a pasar la factura.

Kilómetro 21 al 32, la desolada ruta a Concón, a la altura del kilometro 21-22 la mujer que mencione antes iba delante mío, ya pensando poco me voy en su alcance para pegarme ya que se veía llevaba un paso demoledor, (jamás la había visto, en ninguna corrida, luego ella se quedaría con el 3° lugar general y me agarraría a palos desde el kilómetro 35 en adelante, era Guiselle Álvarez Rivera Campeona Nacional y Medallista Sudamericana, y el perla no la conocía). Me siento bien, le doy alcance y la paso por unos segundos, de ahí en mas me fui solo hasta el final.

La ida hacia Concón se hace eterna, kilometro 23 – 24 y comienzo a decaer mentalmente, hay muchas bajadas y siento presión ya que todo lo que baja, necesariamente va a tener que subir en un recorrido ida y vuelta; acá aparece la primer gran ayuda que tuve en la ruta, Pablo Soto me agarra por ahí (se encontraba ayudando a un amigo que también iba por 42K) y me comienza a hablar, me saca mentalmente de la carrera, de hecho hasta puedo responderle; me corta el viento por unos minutos (viento que comenzaba a pegar fuerte), me ofrece agua e isotónico y me lleva sin problemas hasta el kilómetro 28-30, alternando con su amigo que en un principio iba delante mío, luego detrás. (infinitas gracias Pablo). Adicional a eso, veo al primer keniata que pasa de vuelta y comienzo a contar nuevamente cuantos van delante mío, este juego mental sirve demasiado, los cuento, voy sumando sus números de competencia, memorizo sus caras, cualquier cosa que me saque de la carrera; doy la vuelta y cuento 14 personas, había bajado respecto de la cuenta que saque en el kilómetro 10, ¡vamos gueon!, pienso entre mí, paso el kilometro 30 en 1:54:36 (3:49 x km), ya compadre, son los 12 kilómetros mas importantes de tu vida, acá no aflojas, seguía pensando.

Doy la vuelta en el kilómetro 31,5 y comienza la vuelta, la maldita vuelta.

Kilómetro 32 al 40, sufro, sufro, sufro, pero aguanto el ritmo, esa en seco que hay que dar para volver, te frena, te saca de la carrera, te lleva de 15km x hora a 0 en 2 metros, cuesta volver a retomar ritmo, sigo machacando, saco el ultimo gel y comienzo a tomarlo, busco apurado un puesto de hidratación y la cabeza me comienza a comer las piernas, ¡cresta que me hizo mal la vuelta!, llego al punto de hidratación y para mi mala suerte el muchacho de los vasos no se da cuenta que vengo, le grito, tiro el brazo, pero no alcanzo nada, me trata de tirar el vaso, se cae. ¿Qué más podía salir mal?, kilómetro 34 y comienzo a sentir pasos detrás mío, la mujer que venía detrás (Guiselle Álvarez), me comienza a agarrar a palos (término usado cuando alguien que va mucho mejor que tú, te apura y no le aguantas el ritmo), en 200 metros me saca la cresta y se va. ¿Qué más podía salir mal?, me vuelvo a preguntar, kilómetro 36 (2:18:13, 3:50 x km) y aparece el primer 4:01 x kilómetro, ahora sí, hasta acá no mas llegamos, me desmorono, si bien voy a buen parcial, siento que voy a tirar la carrera.

Sigo luchando, cabeza baja, mirando al suelo, solo veo mis pies; a lo lejos siento unos gritos, levanto la cabeza y veo a un flaco alto: Cristián Guzmán, como caído del cielo, me agarra, me grita, me levanta y comienza su trabajo mental, me anima, me habla, me habla, me habla, yo solo balbuceo, me sigue hablando de un faro, el faro, la última subida, el faro, el faro, el faro; ¡agarra a Torrealba, él va por 2:45!, lo único que pienso, es como voy a darle alcance a Cristóbal Torrealba, si ese compadre es una máquina, metros más allá, lo veo batallando con el muro, lo pasamos, ahí comienzo a convencerme, ¡esta es mi carrera!.

Cristian, luego de hacerme saltar el muro, me deja pasado el faro, desconozco la altura que íbamos, ya solo corría, luego veo un cartel con un 39, otra ayuda a mi confianza, solo quedan 3 kilómetros.

Kilómetro 40 al 42, kilómetro 40, 2:34:11 (3:52 x km), esta es la mía, comienzo a levantar, se comienza a poblar de personas el recorrido y te comienzan a gritar, dentro de todos los gritos, hay uno familiar para mí, Manolo Barros (colega y Santiago Runner) me agarra a gritos, desconozco que me gritó, pero a esa altura uno agradece todo y todo sirve, sigo levantando y el 41 sale a 3:50 x km., el sonido es ensordecedor, ya la calle está llena de gente, me acerco al 42 a buen paso, saco el último kilómetro a 3:40 x km., comienzo a escuchar las personas aplaudirme (o eso quiero pensar), y comienzan a aflorar los sentimientos a mil.

195 metros de alegría, paso el kilómetro 42, se cierra la llegada, la gente colma ambas rejas, se escuchan campanas y gritos, aplausos, afloran mis primeras lágrimas, casi 6 meses sacándote la cresta, madrugando y dejando a tus seres queridos sin ti al 100% dieron su fruto.

Presiono los últimos metros, veo y cruzo la meta, me desplomo, rompo en llanto y disfruto ese momento, luego siento que me recogen (Felipe Zúñiga de Runners Chile), yo ido, no sé dónde estaba, no sentía ni mis piernas.

Muchos minutos después y mucho más repuesto veo el reloj, 2:43:49, el umbral de dolor se ha movido hasta 2:43:49; 42 kilómetros machacando a 3:51 x kilómetro, Viña para mí, se había terminado.

Si hay algo que critico de los corredores amateurs es disfrutar poco, ya quiero intentar correr bajo 2 horas y 40 minutos (de acá a 2 años), Dios mediante, con la ayuda de mi esposa, familia, equipo y amigos como los del relato, lo haré, espero poder escribir acerca de eso.

Nos vemos en la ruta.

Las fotografías son propiedad de:

  • Juan Pedro Inostroza Mansilla
  • Running Shot
  • Pix4u
  • Revista Run For Life
  • Runners Chile

3 Comentarios

  1. Para nada mal escrito, al contrario muy sabías palabras para aquellos que ha sido nuestra primera maratón, en lo personal después de meses de haberme puesto está meta y prepararme conscientemente, para mi fue “vivir la experiencia de llegar a terminar los 42k” y lo logré, ahora como tu dices es ponerte nuevas metas y bajar tiempos, y es así que sus sabías palabras reflejan la experiencia de un maratonista que uno debe ver como ejemplo, muchas gracias por saber contar lo que pasa en esos 42 kilómetros y que sirvan para nosotros de una mejora continua.

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