Entrenamiento y autoestima: salud física y mental

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Me decidí a escribir acerca de la autoestima y el entrenamiento, porque varias veces nuestra constancia y dedicación está determinada por ella. Hay quienes las ganas de hacer deporte las han tenido desde muy chicos, siguiendo una disciplina desde el colegio o simplemente una costumbre inculcada por la familia. Pero también hay quienes, como yo, que mi afición por ejercitarme nació desde la inquietud y la preocupación por el ritmo de vida que llevaba y los hábitos sedentarios que tenía. No me sentía contenta con mi cuerpo, quería ser como las mujeres de las revistas, flaca, comer menos y no sentirme tan ansiosa, sin entender realmente lo que está detrás de toda esa presión.

Comencé poco a poco a agarrar un ritmo. Salía a correr y me quedaba sin aire al kilómetro 2, pero eso no impidió que siguiera intentándolo. Dejé de fumar, comencé a motivarme a mí misma a conquistar más, a controlar mi respiración, a buscar nuevas metas, a inscribirme en las corridas sin miedo a hacer el ridículo. Luego de eso, entendí que tenía que trabajar mi musculatura y alimentarme mejor, y sin darme cuenta, había cambiado mi estilo de vida. No había vuelta atrás, me encantaba ver a dónde me había llevado el entrenamiento y solo quería llegar más lejos.

La autoestima y el amor propio juegan una parte esencial en el entrenamiento y tiene que ver precisamente con ese aprecio y valoración que tenemos por nosotros. Querer superarse es creer que uno puede, y dedicar horas de ejercicio para conseguir el siguiente objetivo, es similar a hacerse un regalo a uno mismo. He escuchado muchas veces la excusa “no tengo tiempo” y hay quienes creen que dedicar tiempo a uno mismo es quitárselo a la pareja, a los hijos, al trabajo o a los amigos. Cuando uno es capaz de encontrar el equilibrio e invertir tiempo para entrenar sin sentirse culpable, es signo de tener una buena autoestima y seguridad.

Al mismo tiempo, una baja autoestima nos va a cortar las alas y probablemente lleguemos a la conclusión de que el esfuerzo no nos llevará a ninguna parte. Más allá del beneficio estético de llevar una vida saludable que incluya una rutina de ejercicios, es importante entender que el mayor beneficio tiene que ver con nuestra salud física y mental. Los cánones de belleza que ha dictado la industria se alejan completamente de la realidad y la sobre exposición a esta publicidad nos ha llevado a distorsionar nuestra propia imagen, destruyendo nuestro amor propio y restándonos motivación.

El desafío, más allá de la competencia, primero es personal y ante todo debemos cuidarnos y querernos. Acudir a los especialistas si estamos desorientados y no sabemos por dónde empezar; comprar el equipo adecuado y que nos quede cómodo; manejar la angustia cuando no obtenemos los resultados que buscamos y no dejar de creer en nosotros mismos. Somos nuestros principales sponsors y si no hacemos el cambio, nadie lo hará por nosotros.

Yo sigo en mi búsqueda y creo que nunca terminará, pero es lo que lo hace entretenido. Como dicen, para llegar a la meta, tienes que disfrutar también el camino.