DE TIL-TIL A LIRCAY: El largo recorrido de una lesión

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Todo comenzaba a fines de Agosto, en pleno desafío Til-Til – Lampa. Aunque pensándolo bien, la lesión se remontaba a comienzos del 2017. Después de una buena participación en Futangue y de sus buenas salidas en Huerquehue y Conguillío, las molestias explotaron en un medio maratón previo al Maratón de Santiago; el km 18 fue el comienzo de un año muy malo en cuanto a carreras se refiere. La invitada de honor: SÍNDROME DE LA BANDA ILIOTIBIAL.

Como habrán supuesto, no pude correr el maratón, lo que significó posponerlo un año más. Dado que no me gusta ir al médico/kine, dejé que pasara solo (antes me había funcionado con algunas molestias), así que estuve varios días sin correr y volví a la carga. Todo iba bien, pero no me daba cuenta que el cuerpo estaba compensando mi debilidad glútea y un callo doloroso, sobre-exigiendo otras zonas. Así estuve 5 meses; entrenando intermitentemente debido varias molestias, y cancelando desafíos. No fue hasta el km 15 del desafío Til-Til – Lampa que la lesión explotó y se volvió muy rebelde (esto está detallado en una columna anterior). Ilusamente creí que pasaría con descanso, elongaciones y fortalecimiento. Seguí trotando por 2 semanas con mucho dolor, hasta que ya no pude más. Me molestaba hasta caminando. Fue en ese momento que decidí acudir a un profesional. Cabe agregar que renuncié a la Endurance Challengue y a los 30k de Lircay.

Bueno a Lircay no renuncié del todo, ya que este fin de semana que recién pasó acompañé a mis amigos de Vegan Running Culture en esta increíble carrera. Tal como el año pasado, estaba en la línea de partida, pero ahora como acompañante y fotógrafo. Antes de la largada ya estaba en ruta para avanzar lo que más pudiera y así alentar a mis amigos. Pasados unos minutos llegó el pelotón y les pude dar buenas vibras para los kilómetros que se avecinaban. Ya pasado ese ajetreo, entré en un estado de calma que no experimentaba hace un buen tiempo, ya que al correr la perspectiva es diferente. Los bosques me rodeaban y unos metros más adelante me topé con el Río Lircay, el que tuvieron que cruzar todos los corredores. La postal es increíble.

Luego de un par de horas emprendí el rumbo hacia el punto donde pasarían los corredores y corredoras de vuelta. Ya iban varias horas de carrera y comenzaban a pasar los primeros de cada distancia. En este punto quedaban alrededor de 3 kilómetros y medio, por lo que faltaba sólo cerrar la carrera. Primero pasaban casi todos los de 20k y algunos de los 30k. Alrededor de las 12.30 pasó José Manuel Vives liderando los 45k, a un ritmo demoledor y aventajando en varios minutos a los perseguidores. Cerca de las 13 horas pasaron casi pegados el Claudio Grone y el Polo Pavez. Varios minutos después pasó el Angelo Mndc y es aquí donde me fui con él hacia meta. Fue como hacer de pacer (aunque fueran 3k) y recordé todas las historias del libro CORRER COMER VIVIR de Scott Jurek. Ah! Y cómo olvidar a Tommy El Duro y sus historias. Esos 3 kilómetros los disfruté como si fuera un niño y me reencontré con esas sensaciones que ya casi había olvidado.

El desafío en Lircay ya estaba completado y ahora quedaba disfrutar de aquello. Sin duda volveremos el año que viene. Tanto a Lircay como al desafío Til-Til – Lampa, que se han convertido en nuestros clásicos del año.

Después de un mes en tratamiento, ya estoy recuperado y volviendo a los entrenamientos. Contento de volver a correr, que es algo que llena mi vida.