La espera apropiada entre comer y correr

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Se considera una comida abundante cualquiera que contenga más de 600 calorías, con suficiente cantidad de proteínas de carne, carbohidratos, vegetales y postre. Tras comer tal alimento, es necesario esperar entre tres y cuatro horas antes de iniciar el trote. Ello es así pues el cuerpo debe extraer los nutrientes de la comida y en eso se gasta mucha energía.

Luego de comer abundantemente, se siente sueño pues la sangre se concentra en sectores específicos del sistema digestivo. La sangre al estómago y otros órganos relacionados con la digestión produce un flujo menor hacia los músculos grandes de piernas y brazos. Al correr, sucede lo contrario. Nuestra sangre se transporta masivamente desde los órganos encargados de producir la energía hacia los grupos musculares principales de manera de alimentar de combustible las contracciones.

El cuerpo simplemente no está preparado para realizar ambas funciones a la vez: digerir y ejercitarse. Al correr con el estómago lleno, se hace común la ocurrencia de cólicos abdominales y desórdenes digestivos. El bamboleo, además, de las vísceras en operación puede acarrear trastornos del tracto digestivo.

Algunas personas sí pueden, pese a lo anterior, comer y correr. Los atletas de resistencia se entrenan para alimentarse mientras corren y en distancias de maratón es necesario nutrir el cuerpo durante la carrera. Con todo, es posible experimentar comiendo mientras se entrena de manera de medir la eficiencia de la digestión en equilibrio con el ejercicio.

Lo razonable, eso sí, es esperar tres o cuatro horas especialmente cuando el entrenamiento supone una buena exigencia.