Rodilla de Corredor: ¿Cómo, por qué y qué hacer?

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La Rodilla de Corredor es un síndrome que afecta a deportistas que someten a sus rodillas a fuertes sobrecargas. Te explicamos qué es y cómo enfrentarla.

No es realmente una dolencia específica sino un síndrome, es decir, un conjunto de síntomas relacionados con esta articulación. Si se somete a la rodilla a un estrés repetido y de alta exigencia, se corre el riesgo de irritar la cápsula articulatoria, específicamente la zona patelofemoral, el área bajo la rótula.

Los traumas directos sobre la rodilla también dejan secuelas dolorosas. Un mal alineamiento de los huesos, pie plano y arco caído, o un desbalance muscular o simplemente falta de tono se cuentan entre las causas comunes de este síndrome. Lamentablemente, en ocasiones, el esfuerzo de las rodillas en el running también lo causa. De ahí su nombre.

La estabilidad de la rodilla le viene dada por el resto de las estructuras: meniscos, ligamentos cruzados y laterales, cápsula articular, rótula y músculos. Por ello, cuando se siente un dolor punzante en la rodilla, conviene suspender el trote hasta descubrir la causa primaria de la lesión. La inflamación puede tratarse con hielo y anti inflamatorios.

Paralelamente, se debe trabajar en la elongación de la cara lateral del muslo y el fortalecimiento del glúteo medio.

La elongación del muslo puede realizarse de pie cruzando los pies y apoyándose en un muro hasta sentir la tensión en la parte exterior de la pierna o bajando el tronco con los dedos de las manos hacia el suelo. La banda iliotibial, que une la rodilla y la pelvis, puede masajearse por la cara exterior del muslo rodando sobre un cilindro de goma o similar tendido de costado sobre el suelo.

El fortalecimiento del glúteo medio se puede realizar atando los pies con una cuerda elástica y, en posición erguida, levantando alternativamente las piernas hacia los costados y manteniendo tres o cuatro segundo en 45 grados. Junto con ello, realizar sentadillas con una sola pierna, cuidando de orientar la rodilla hacia adelante.

Es importante monitorear el grado de dolor que se siente. Esta es una guía simple para enfrentar el dolor en la gran mayoría de los casos por lo que no reemplaza la opinión de un especialista si sientes que las molestias persisten.